Nuevo Testamento
Hechos 2, 13 Señor, yo anunciaré tu nombre
Y también: Mantendré mi confianza en Dios. Aquí estoy yo y los hijos que Dios me ha dado.
Hechos 9, 10 La conversión de Saulo – Jesús le habla a Ananías
Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión:
«¡Ananías!». El respondió: «Aquí estoy, Señor».
Hebreos 10, 5-10 El antiguo testamento contiene las figuras del nuevo
05. Por eso, al entrar Cristo en el mundo dice: Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, sino que me formaste un cuerpo. 6. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado;
7. entonces dije: «Aquí estoy yo, oh Dios, como en un capítulo del libro está escrito de mí, para hacer tu voluntad». 8. Comienza por decir: No quisiste sacrificios ni ofrendas, ni te agradaron holocaustos o sacrificios por el pecado. Y sin embargo esto es lo que pedía la Ley. 09. Entonces sigue: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Con esto anula el primer orden de las cosas para establecer el segundo. 10. Esta voluntad de Dios, de que habla, es que seamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Cristo Jesús hecha una sola vez..
Antiguo Testamento
LLAMADO DE DIOS
Genesis 22, 1; 11 El sacrificio de Isaac (El Señor llama a Abraham)
1.-Tiempo después, Dios quiso probar a Abraham y lo llamó: «Abraham.» Respondió él:
«Aquí estoy.»
11.-El sacrificio de Isaac pero el Angel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo:
«Abraham, Abraham.» Contestó él: «Aquí estoy.»
Génesis 31, 11-13 Jacob vuelve a su país (El Señor prepara a Jacob para su regreso)
11. Y el Angel de Dios me dijo en sueños: «¡Jacob!» Yo respondí: «Aquí estoy.»
11. Y el Angel de Dios me dijo en sueños: «¡Jacob!» Yo respondí: «Aquí estoy.»
12. Y añadió: «Fíjate bien cómo los machos que cubren a las hembras son rayados, manchados y moteados. Esto es así porque he visto todas las cosas que Labán ha hecho contigo.
13. Yo soy el Dios de Betel, en donde derramaste aceite sobre una piedra y me hiciste un juramento. Ahora, levántate y vuélvete a la tierra en que naciste.»
Israel partió con todo lo que tenía, y al llegar a Bersebá, ofreció allí sacrificios al Dios de su padre Isaac. Dios habló a Israel durante la noche en una visión y le dijo: «Jacob, Jacob.» «Aquí estoy», contestó él.
Y Dios prosiguió: «Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación. Yo te acompañaré a Egipto, y también te haré volver aquí. José te cerrará los ojos.»
Exodo 3, 4 La zarza ardiendo (El Señor llama a Moisés)
Yavé vio que Moisés se acercaba para mirar; Dios lo llamó de en medio de la zarza:
«¡Moisés, Moisés!», y él respondió: «Aquí estoy.»
1Samuel 34; 5; 6; 8; 16 Dios llama a Samuel
Yavé lo llamó: «¡Samuel! ¡Samuel!» Respondió: «Aquí estoy».
Corrió donde Helí y le dijo: «Aquí estoy ya que me llamaste». Helí le respondió: «Yo no te he llamado, vuelve a acostarte». Y Samuel se fue a acostar.Yavé lo llamó de nuevo: «¡Samuel! ¡Samuel!» Se levantó y se presentó ante Helí: «Aquí estoy, le dijo, puesto que tú me llamaste». Helí le respondió: «Yo no te he llamado, hijo mío, vuelve a acostarte». Cuando Yavé llamó a Samuel por tercera vez, se levantó y fue a ver a Helí: «Aquí estoy, le dijo, ya que me llamaste». Helí comprendió entonces que era Yavé quien llamaba al muchacho, pero Helí lo llamó y le dijo: «Samuel, hijo mío». «Aquí estoy», le respondió.
Isaías 6. 1-8 Llamado de Isaías
El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en un trono elevado y alto, y el ruedo de su manto llenaba el Templo. Por encima de él había serafines. Cada uno de ellos tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, con dos los pies y con las otras volaban. Y gritaban, respondiéndose el uno al otro: «Santo, Santo, Santo es Yavé de los Ejércitos, su Gloria llena la tierra toda.» . Los postes de piedra de la entrada temblaban a la voz del que gritaba y la Casa se llenaba de humo. Yo exclamé: «¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, Yavé de los Ejércitos!»
Entonces voló hacia mí uno de los serafines. Tenía un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas, tocó con él mi boca y dijo: «Mira, esto ha tocado tus labios, tu falta ha sido perdonada y tu pecado, borrado.» Y oí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?» Y respondí:
«Aquí estoy yo, mándame a mí.»
ENTRE HOMBRES
Génesis 27, 1 Jacob se roba la bendición
Siendo Isaac ya anciano, y con sus ojos tan debilitados que no veía nada, llamó a su hijo mayor Esaú. Como le dijera: «¡Hijo mío!», Esaú respondió: «Aquí estoy.»
Siendo Isaac ya anciano, y con sus ojos tan debilitados que no veía nada, llamó a su hijo mayor Esaú. Como le dijera: «¡Hijo mío!», Esaú respondió: «Aquí estoy.»
Génesis 37, 13 Historia de José y sus hermanos
e Israel dijo a José: «Tus hermanos están cuidando las ovejas en los pastos de Siquem; ven, que quiero mandarte donde ellos.» Contestó José: «Aquí estoy.»
e Israel dijo a José: «Tus hermanos están cuidando las ovejas en los pastos de Siquem; ven, que quiero mandarte donde ellos.» Contestó José: «Aquí estoy.»
2Samuel 15. 25-30 Absalón se rebela contra su padre/David pide trasladar el Arca del Señor
El rey dijo entonces a Sadoc: «Lleva el Arca de Dios a la ciudad. Si merezco consideración a los ojos de Yavé, me traerá de vuelta y volveré a ver el Arca y su Morada. Pero si dice: Ya no quiero más de ti; aquí estoy, que me trate como mejor le parezca». El rey dijo además al sacerdote Sadoc: «Vuelve en paz a la ciudad con tu hijo Ajimaas y con Jonatán, hijo de Abiatar. Miren, yo me quedaré en los desfiladeros del desierto hasta que reciba de ustedes algún mensaje con noticias». Sadoc y Ebiatar llevaron pues de vuelta a Jerusalén el Arca de Dios y se quedaron allí. Mientras David subía el monte de los Olivos, iba llorando, con un velo en la cabeza y caminando descalzo. Todos los que estaban con él llevaban también la cabeza cubierta y subían llorando.
2Samuel 51, 36 El Señor, contra Babilonia
Por lo tanto, así habla Yavé: Aquí estoy para tomar la defensa de tu causa y para asegurarte tu venganza. Voy a secar su río y a agotar sus vertientes.
Isaías 58, 4-11 El ayuno que agrada a Dios
Ustedes ayunan entre peleas y contiendas, y golpean con maldad. No es con esta clase de ayunos que lograrán que se escuchen sus voces allá arriba. ¿Cómo debe ser el ayuno que me gusta, o el día en que el hombre se humilla? ¿Acaso se trata nada más que de doblar la cabeza como un junco o de acostarse sobre sacos y ceniza? ¿A eso llamas ayuno y día agradable a Yavé? ¿No saben cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase de yugo.
Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano. Entonces tu luz surgirá como la aurora y tus heridas sanarán rápidamente. Tu recto obrar marchará delante de ti y la Gloria de Yavé te seguirá por detrás. Entonces, si llamas a Yavé, responderá. Cuando lo llames, dirá: «Aquí estoy.» Si en tu casa no hay más gente explotada, si apartas el gesto amenazante y las palabras perversas; si das al hambriento lo que de seas para ti y sacias al hombre oprimido, brillará tu luz en las tinieblas, y tu oscuridad se volverá como la claridad del mediodía. Yavé te confortará en cada momento, en los lugares desérticos te saciará. El rejuvenecerá tus huesos y serás como huerto regado, cual manantial de agua inagotable.
Jeremías 34, 11 Los pastores de Israel
Porque esto dice Yavé: ¡Aquí estoy, soy yo! Vengo en busca de las ovejas, yo me ocuparé de ellas
Ezequiel 35, 3 Contra Edom
de parte de Yavé: Aquí estoy para extender mi mano sobre ti, montaña de Seír, te convertiré en ruinas y en desierto.
Ezequiel 52, 6 Mensajeros de la Buena Nueva
Pues bien, mi pueblo conocerá mi Nombre, y sabrá entonces quién dijo: «¡Aquí estoy!»
Salmos 40, 7-9 Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy. En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo. Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón».
Nahum 2, 14 La caida de Nínive
¡Aquí estoy contra ti! ?oráculo del Señor de los ejércitos? Levantaré una humareda con tus carros y la espada devorará tus cachorros; suprimiré de la tierra tus rapiñas y ya no se oirá la voz de tus mensajeros.
Nahum 3, 5 Desastre irremediable
¡aquí estoy contra ti! -oráculo del Señor de los ejércitos -Te descubriré las faldas hasta el rostro, mostraré a las naciones tu desnudez y a los reinos tu infamia.
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