DIOS EL PILAR PRINCIPAL DE LA IGLESIA
1Timoteo 3, 15-16
por si me atraso. Así sabrás cómo comportarte
en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y
fundamento de la verdad. En efecto, es realmente grande el misterio que
veneramos: El se manifestó en la carne, fue justificado en el Espíritu,
contemplado por los ángeles, proclamado a los paganos, creído en el mundo y
elevado a la gloria.
CRISTO PIEDRA
PRINCIPAL COMO CABEZA DE LA IGLESIA
Mateo 21, 42;
Jesús agregó: «¿No
han leído cierta Escritura? Dice así: La
piedra que los constructores desecharon llegó a ser la piedra angular; ésa
fue la obra del Señor y nos dejó maravillados.
|
Marcos 12, 10-11;
Y Jesús añadió: «¿No han leído el pasaje de
la Escritura que dice: La piedra que
rechazaron los constructores ha llegado a ser la piedra principal del
edificio. Esta es la obra del Señor, y nos dejó maravillados?»
|
Lucas 20, 17-18
Pero fijando en ellos su mirada, Jesús les
dijo: «¿Qué significa entonces lo que está escrito: "La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la
piedra angular" El que caiga sobre esta piedra quedará destrozado, y
aquel sobre quien ella caiga, será aplastado».
|
Hechos 4, 11;
El es la piedra que ustedes, los
constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular
|
1Pedro 2, 6-8
Dice la Escritura: Yo voy a colocar en Sión una piedra angular, escogida y preciosa:
quien se afirme en ella no quedará defraudado. Ustedes, pues, que creen,
recibirán honor. En cambio, para aquellos que no creen, él es la piedra
rechazada por los constructores, que se ha convertido en la piedra angular;
piedra
en la que la gente tropieza y roca que hace caer. Cuando se niegan a creer en
la palabra, están tropezando con aquello en lo que debían afirmarse.
|
Isaías 28, 16-18
En
vista de todo esto, el Señor Yavé les dice: Yo mismo voy a colocar una piedra
en Sión, una piedra escogida, una piedra angular, de gran valor y firme: «El
que se apoye en ella, no se moverá.» Pondré el derecho como regla y la
justicia como nivel. El granizo aplastará su refugio ilusorio y las aguas se
llevarán su mampara;
será
roto su contrato con la Muerte y su pacto con el Lugar de los Muertos quedará
sin efecto. Pasará el vendaval destructor, y a ustedes se los llevará.
|
JESUCRISTO CABEZA DE LA IGLESIA
Efesios 1, 18-23
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes
puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria
que encierra su herencia entre los santos, y la extraordinaria grandeza del
poder con que él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su fuerza.
Este es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de
entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, elevándolo por
encima de todo Principado, Potestad, Poder y Dominación, y de cualquier otra
dignidad que pueda mencionarse tanto en este mundo como en el futuro. El puso
todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo
y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas.
Colosenses 1, 15-20 El es la Imagen del
Dios invisible,
el Primogénito de toda la creación, porque en él fueron creadas todas las
cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él
y para él. El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. El es también la
Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que
resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que
existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su
cruz.
LOS FUNDAMENTOS EN LOS APOSTOLES
Efesios 2, 20-22 Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los
profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo
Jesucristo. En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para
constituir un templo santo en el Señor. En él, también ustedes son incorporados
al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu.
1Corintios 3, 9-11 Porque nosotros somos cooperadores de Dios, y
ustedes son el campo de Dios, el edificio de Dios.
Según la gracia que Dios me ha dado, yo
puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica
encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. El fundamento ya
está puesto y nadie puede poner otro, porque el fundamento es Jesucristo
UNA SOLA IGLESIA, VIVIENDO EN UNIDAD EN CRISTO
Efesios 4, 3-6 Traten de conservar la unidad del Espíritu
mediante el vínculo de la paz.
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu,
así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de
acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo
bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y
está en todos.
Filipenses 2, 1-5 Si la exhortación en nombre de Cristo tiene
algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el
Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría,
permaneciendo
buen unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo
pensamiento.No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la
humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que
cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.
Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús
EL MATRIMONIO SEMEJANZA AL CUERPO DE CRISTO (LA IGLESIA)
Efesios 5, 21-30 Sométanse los unos a los otros, por
consideración a Cristo. Las mujeres deben respetar a su marido como al Señor,
porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el
Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo. Así como la Iglesia está sometida a Cristo,
de la misma manera las mujeres deben respetar en todo a su marido. Maridos,
amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella,
para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque
quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún
defecto, sino santa e inmaculada. Del mismo modo, los maridos deben amar a su
mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo. Nadie
menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace
Cristo por la Iglesia, por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario